Tuesday, October 31, 2006

 

Frío

Caminaba rumbo al trabajo. Era una mañana nublada y el frío me calaba hasta los huesos. Una imagen llegó a mi mente, tu mano tocando mi mejilla, y el estremecimiento que me hizo sentir que me derretía al sentir tu contacto. El frío dejó de ser tan fuerte y un rayo de sol asomó por entre las nubes. Después recordé mi mano en tu mejilla y el frío disminuyó todavía mas. También recordé mis labios en tu mejilla, ese suave contacto, esa tersa piel, ese temor de que te apartaras o te disgustara, esa sensación de mariposas en el estómago que no me dejaba moverme. El sol dejó caer más rayos sobre mi rostro y el frío siguió desapareciendo. Evoqué mi mano tomando la tuya y acercándola a mis labios para darle un beso, y evoqué tus ojos, que reflejaban miedo, amor, inseguridad, ternura, extrañeza y otros tantos sentimientos que no he aprendido a descifrar. El sol salió en todo lo alto e hizo desvanecerse las nubes, el frío desapareció y parecía que era una mañana de primavera.

Llegué al trabajo y miré a mis compañeros, todos con chamarras y comentando que estaba haciendo mucho frío. Yo tenía calor y veía el sol brillando en el cielo. Ellos tenían frío y veían el cielo nublado y sin rayos de sol.

Gracias por existir y hacer que cada mañana parezca una mañana de primavera

Wednesday, October 25, 2006

 

Sueños

Estaba a punto de dormir después de platicar por teléfono contigo. Abrí el cajón de mi buró, saqué la foto que me regalaste y me puse a verla. Tiempo después (no sé si pasaron minutos u horas, porque el tiempo ya no transcurre igual para mí desde que te conozco), dejé la fotografía en el cajón y me acosté de lado como acostumbro dormir.

Me levanté, me bañé y me cambié y salí a trabajar. El día transcurrió inusualmente rápido y de pronto me vi en el carro, conduciendo hacia un lugar al que no recordaba haber ido, pero sabiendo que ahí es a donde tenía que ir. Me estacioné y salí del coche. Me quedé parado junto al coche a dejar que corriera el tiempo. Enfrente de mi estaba la puerta de una escuela, y me quedé mirando hacia allá.

Minutos después, te ví atravesar la puerta. Traías una blusa rosita, un pantalón de mezclilla y unas botas cafés. En la mano tenías varios libros y una bata. Vi tus bellos ojos que voltearon hacia mí. Tu cabello caía un poco más abajo de tus hombros y me lanzaste una sonrisa cautivadora. Esa sonrisa con la que siempre me recibes. Te correspondí la sonrisa, y caminé hacia tí. Te dí un beso y tomé tus libros; los guardé en el asiento trasero, abrí la puerta para que subieras y la cerré después de que te acomodaste. Subí y encendí el coche. Te pregunté que tal habían estado tus clases y me comentaste que había sido un buen día, te dejaron mucha tarea pero estabas contenta porque realmente te gustaba lo que estabas estudiando.

Llegamos a un restaurante, te abrí la puerta del carro y entramos. Nos saludaron en la entrada y nos llevaron a nuestra mesa. Por la forma en que nos recibieron parecía que éramos clientes asiduos puesto que todos los meseros nos saludaban y nos preguntaban que tal estábamos. Ordenamos casi sin revisar la carta y comenzamos a platicar sobre nuestro día. No podía dejar de mirarte mientras me platicabas de tus clases y tus maestros, después de tanto tiempo de conocernos me siguen gustando tus expresiones y tu me sigues mirando con esos ojos que todavía provocan mariposas en mi estómago. Llegó la cena, continuamos charlando y cenamos. Pagamos y salimos del restaurante. Subimos al coche y tomamos otro camino que conocía muy bien. Llegamos a tu casa, nos bajamos y nos quedamos un rato platicando afuera. En ratos nos abrazábamos y reíamos, en ratos volteabas y me dabas un beso, en ratos jugaba con tu cabello y así estuvimos por un rato. Después me dijiste que tenías que hacer un poco de tarea antes de dormir, así que nos despedimos con un poco de tristeza. Quedamos de vernos al día siguiente a la misma hora como lo veníamos haciendo ya por algunos meses, desde que llegaste a la ciudad a estudiar. Un beso de despedida, te vi subir y voltear para aventarme un beso y una sonrisa. Encendí el coche y me marché.

Llegué a la casa, te llamé y estuvimos platicando otro rato mas. Nos deseamos buenas noches y me fui a acostar. Vi las fotos juntos que tenía sobre el buró, apagué la luz y me acosté de lado como acostumbro dormir.

Abrí los ojos, tenía la foto que me regalaste en las manos. No había fotos juntos en el buró ni sentía que ya vivías en la misma ciudad que yo. No sé si me quedé dormido y todo fue un sueño. No sé si al estar viendo tu foto me puse a imaginarme como sería que vivieras aquí. No sé si algo me permitió echar un vistazo al futuro por un breve momento.

Si fue un sueño me gustaría vivir en él. Si fue mi imaginación me gustaría que pronto se haga realidad. Y si fue un vistazo al futuro, espero que el tiempo que falta para que eso ocurra pase rápido y nada cambie para ese entonces.

TQM

Tuesday, October 24, 2006

 

Tiempo

Cada segundo que no te veo pasa lento como el andar de una tortuga, casi puedo ver los segundos arrastrarse uno tras otro desde la hora en que despierto hasta cerca de las 2 de la tarde. En el preciso momento en que veo tu rostro a través de la pantalla, cuando tu sonrisa se hace presente y tus ojos brillan con su belleza especial los segundos despiertan y empiezan a correr con rapidez, y así pasan los minutos y las horas mientras te veo. Una vez que decimos las fátidicas palabras de despedida, los segundos cansados de pasar tan rápido vuelven a su lento andar y hacen que cada hora que no te veo parezca un día entero.

Si estuviera en mis manos, alargaría el tiempo a tu lado lo más posible. Y apretaría con fuerza el tiempo en que no te estoy viendo para que durara muy muy poco. Si hubiera estado en mis manos, el domingo pasado hubiera durado toda una vida.

Espero algún día podamos lograr que el tiempo juntos sea más largo y el tiempo separados sea más corto o ni siquiera exista.

Monday, October 23, 2006

 

Levántate

La encontró a la orilla de la playa. Estaba dormida y tenía algunos golpes y cortadas. A su lado encontró cera derretida que después se enteró que eran sus alas que habían sucumbido al calor del sol.

Se acercó a ella y la tomó en sus brazos, era frágil cual princesa . Besó sus ojos para que despertara y besó cada una de sus heridas para curarla.

Por fin despertó, el la miró a sus bellos ojos y le dijo:

- No estés triste princesa, toma mi mano.

Ella sonrió con una sonrisa que iluminó su rostro. Y caminaron lado a lado por la playa juntos para siempre.

Sunday, October 22, 2006

 

Amor Inconcluso

Hace mucho, mucho tiempo, existía un tranquilo reino gobernado por unos reyes justos. Ellos estaban muy felices porque la reina estaba embarazada y estaban deseosos de conocer a su heredero. El mago del reino les había dicho que iban a ser padres de una niña y ellos la esperaban gustosos. No muy lejos de ahí, en la aldea, una familia de granjeros estaban esperando un hijo mas. Una tarde de finales de mayo la señora del granjero dió a luz a un varón. Dos días después, entre lujos, algarabía y fiesta los reyes recibieron a una hermosa niña.

Los años pasaban tranquilamente y los niños crecían felices. Poco antes de cumplir sus 15 años, el hijo del granjero fue escogido por el capataz del reino para que cuidara las caballerizas del Rey. Era un trabajo arduo, pero era un privilegio que pocos podían tener. Días después la Reyna empezó a organizar la fiesta de 15 años de la Princesa y todo el reino se vistió de fiesta. Fue una semana entera de fiestas, y todos se divirtieron mucho. El día del cumpleaños de la princesa, el Rey le regaló un caballo, con un lazo rosa en la crin. La princesa quedó fascinada con el regalo.

Un día, el hijo del granjero se encontraba limpiando la caballeriza del caballo de la princesa y ella llegó dispuesta a salir a pasear por la pradera. El hijo del granjero la vió llegar y quedó impactado por su belleza. Traía un vestido rosa muy largo, y su cabello rizado caía al lado de sus orejas. Ella lo vió y sonrió, con esa hermosa sonrisa de la que todo el reino hablaba.

De esta forma, la princesa y el hijo del granjero se conocieron y poco a poco se fueron haciendo amigos. Todos los días por la mañana ella llegaba a recoger su caballo y platicaba con él. Un día, él la acompañó en su paseo por la pradera. Cabalgaron por un rato hasta llegar a la entrada del bosque. Dejaron los caballos pastando y se internaron un poco en el bosque. Corrieron y jugaron, y después de un rato se sentaron a platicar. El se armó de valor y le dijo que no podía dejar de pensar en ella. Ella solamente lo miró con sus tiernos ojos, sonrió y le dio un beso.

Cada que podían se veían y se divertían juntos. Tanto la princesa como el hijo del granjero sabían que no debían estar juntos, que su amor era imposible porque ella tendría que casarse con el príncipe del reino vecino, pero no podían dejar de verse.

Así pasaron los años, viéndose a escondidas y disfrutando de su amor. Hasta que un día, llegaron noticias de que el reino vecino estaba en guerra, todos los jóvenes y adultos tendrían que prepararse para ir a ayudar en la guerra. El hijo del granjero no pudo evitar ser llamado a la guerra. Salió con la princesa al bosque y con lágrimas en los ojos se despidió de ella.

La princesa se quedó muy triste y todos los días esperaba el regreso del hijo del granjero. Pasaban los días y él no regresaba. Una tarde, regresaron varios jóvenes y adultos. Venían con la buena noticia de que la guerra había terminado. Pero el hijo del granjero no regresó. Nunca se supo si se había perdido, si había quedado malherido o se había muerto.

La tristeza invadió a la princesa, los días ya no tenían sentido para ella. Un año después, se realizó la boda con el príncipe del reino vecino y aunque era una buena persona ella no podía olvidar al hijo del granjero. La princesa tuvo 2 hijos, una hermosa niña y un apuesto varón. Pero aún con la alegría de esos niños nunca pudo ser feliz. Por esta razón, 13 años después de finalizada la guerra, fue atacada por una grave enfermedad y murió muy joven.

El mago del reino se había enterado del amor que se profesaban la princesa y el hijo del granjero, y antes de la muerte de la princesa lanzó un conjuro para que renacieran en otro tiempo y en otro lugar, en el que su amor resultara posible y no fueran separados por nada.

Desgraciadamente, el hechizo que hizo el mago no fue perfecto, y solamente pudo conseguir que cuando volvieran a vivir lo hicieran separados en edad por los años que separaron la muerte de cada uno pero, para reconocerse, nacerían en el mismo mes, con los mismos dos días de diferencia.

¿FIN?


 

¿Cómo será?

Son las 00:30, he tratado de dormir después de hablar contigo pero no he podido hacerlo. Cierro los ojos y te imagino dormida, soñando no sé que cosas. Me volteo hacia un lado, me volteo hacia otro y sigo sin poder dormir. Te voy a ver mañana, estoy nervioso pero estoy contento. He estado repasando que voy a hacer cuando te vea, y cual va a ser tu reacción cuando me veas a mí.

Me imagino llegando a tu casa, que por lo que me dijiste es amarilla así que no creo posible confundirme. Toco a la puerta y me recibe tu mamá. Me ve para arriba y para abajo y me mira con desaprobación. Te llama y sales a recibirme. Nos miramos y ninguno de los dos sabe que hacer, darnos la mano, abrazarnos, darnos un beso en la mejilla, darnos un beso en los labios, o simplemente mirarnos. Ninguno se atreve a hacer nada.

Me volteo nuevamente en la cama. Me imagino llegando de nuevo a tu casa. En lugar de recibirme tu mamá esta vez me recibes tú. Me miras a los ojos con tu mirada tierna y sonríes hermosamente. Yo también sonrío y me quedo mirándote a los ojos todo el tiempo.

Doy la vuelta otra vez en la cama. Llego a tu casa. Me recibe tu mamá, y me invita a pasar. Sales de tu cuarto, me miras y te sientas a mi lado. Platicamos un poco y me dices que te tienes que ir, que tienes un compromiso.

No me gustó. Me doy la vuelta de nuevo. Llego a tu casa, sales y me abrazas fuertemente y me dices que soy un osito apapachable. Yo te siento cerca y me pongo completamente rojo, miro tus ojos, tu sonrisa y te tomo la mano.

Va mejorando. Sigo imaginando cientos y cientos de opciones, reuniones hermosas, tristes, tiernas, efusivas, hurañas, etc.

Son las 7:20, no pude dormir. Lo bueno es que ya es el domingo y hoy te voy a ver. Como vamos a reaccionar, no lo sé. No sé si va a hacer alguno de los encuentros que me imaginé o va a ser un encuentro totalmente distinto. Lo único que sé en este momento es que Te Quiero y me muero por verte. Sea como sea nuestro encuentro, lo único que me importa es que me encontraré contigo. Y eso, para mí, es suficiente.


Friday, October 20, 2006

 

¿Hay edad para el amor?

Ayer me preguntaste
si había edad para el amor
antes de poder contestarte
déjame preguntarle a mi corazón

Quisiera decirte que si,
que un corazón viejo
no se puede enamorar
que solo está permitido
para un joven el amar

Quisiera decirte que si,
que después de cierto tiempo
una sonrisa o una palabra de amor
no aceleran el aliento
ni hacen latir el corazón

Quisiera decirte que si,
que puedo ver tu sonrisa
sin sentir un cosquilleo
sin sentir una brisa
que me nubla la razón

Quisiera decirte que si,
que puedo verte a los ojos
sin sentir en mi interior
un nudo, un movimiento
un calor abrasador

Quisiera decirte que si,
que si hay edad para el amor
pero después de mucho pensarle
y preguntarle a mi corazón
puedo decirte que no
que no hay edad para el amor

Thursday, October 19, 2006

 

Quisiera ser joven

Abrió los ojos y se dio cuenta que no estaba en su cama, era un lugar conocido pero no era su cama. Pensó que su mente le estaba jugando una mala pasada y todavía no despertaba completamente. Se talló los ojos, y volteó a ver el reloj. Las 8:30 de la mañana! A esa hora ya tenía que ir camino al trabajo! Se le había hecho tardísimo! Se sentó y pudo ver donde estaba. No lo podía creer, seguramente estaba teniendo un sueño tan vívido que sentía estar despierto. Estaba en el tapanco en el que dormía en la secundaria y en la preparatoria! Vió su reloj nuevamente, ya no era su reloj plateado de metal, era un reloj Casio con extensible negro de plástico, apretó un botón y vio la fecha. 13 de Octubre del 2006, era la fecha correcta pero al parecer no estaba en el lugar correcto.

Se bajó con cuidado porque ya no estaba acostumbrado a dormir ahí y se dirigió al baño. Agarró una toalla y se metió a bañar. Quizá su cuerpo reaccionaría al agua y despertaría bien y se encontraría en su casa nuevamente. Salió de bañarse y se vió al espejo. Casi se va de espaldas al ver su imagen reflejada, era él, pero 12 o 13 años más joven, era él en sus tiempos de mediados o finales de preparatoria. No lo podía saber a ciencia cierta porque en aquel entonces no le había salido el intento de barba y bigote que ahora lo acompañaba, y tenía el cabello muy corto como lo había usado en aquellos tiempos. Pasó varios minutos revisándose en el espejo sin poder creer lo que veía.

Salió del baño y buscó la ropa en el clóset, no había pantalones de vestir ni camisas, no había ningún traje o corbata en la esquina. Solamente pantalones de mezclilla y playeras de diversos tipos, escogió un pantalón de mezclilla azul medio despintado por el uso y una playera que recordó era su favorita. Azul de una tela gruesa, con cierre en el cuello y mangas de color verde con una franja blanca al final. No encontró zapatos negros, solamente varios pares de tenis y escogió unos al azar.

El estaba en el turno vespertino en la preparatoria, por lo que supuso que tenía que ir a clases a las 2 de la tarde. Buscó sus cuadernos y encontró el cuaderno que forró con papel negro y llenó de tarjetas de la película de Drácula, El Cuervo y algunas fotos de chicas en la parte interior de las pastas. Revisó sus apuntes solamente para recordar que en realidad no hacía apuntes, cuando iba a haber exámenes pedía los cuadernos de las compañeras que apuntaban todo lo que decían y escribían los maestros y les sacaba copias. Solamente apuntaba la fecha y si era absolutamente necesario alguna tarea que fuera importante entregar.

Buscó los últimos apuntes que había realizado y encontró una nota que decía que tenía que ir a la biblioteca para un trabajo en equipo ese día a las 10 de la mañana. Trató de recordar de que trabajo se trataba y quienes eran sus compañeros de equipo pero no lo logró. Si era la fecha actual lo más seguro es que ninguno de los amigos que tuvo en la prepa estarían ahí, aunque todavía seguía creyendo que todo era un sueño y en los sueños todo es posible.

Desayunó un plato de cereal, se lavó la boca y salió de su casa. Por un momento buscó las llaves de su carro, pero recordó que ya no era el que era hasta la noche anterior y supo que no iba a haber ningún carro esperándolo afuera.

Caminó las 6 o 7 cuadras que lo separaban de la prepa, era un camino muy conocido pero a la vez era tan diferente. Lo veía con los ojos de un adulto en el cuerpo de un joven. Era una sensación extraña pero interesante y divertida.

Llegó a la biblioteca, no le costó trabajo encontrar a sus amigos porque en cuanto lo vieron le hablaron. No era nadie conocido, así que tuvo algunos problemas para averiguar los nombres y lo que estaban haciendo ahí pero después de unos minutos hasta los apodos de todos sabía. Terminaron pronto y se despidió de sus amigos. Salió de la biblioteca e iba a tomar el camino de regreso a su casa, pero decidió quedarse a ver cuanto había cambiado la prepa desde que el estuvo ahí y dejar que los recuerdos lo invadieran.

Se sentó en una de las jardineras cercanas a las canchas y empezó a observar a todos los que pasaban cerca. Recordó cuanto disfrutaba jugar basketball en esas canchas y algunas de las travesuras que ahí cometió. No podía dejar de sonreír con cada recuerdo que pasaba por su mente.

Después de varios minutos de estar ahí sentado empezaron a salir los alumnos de varios salones. Empezó a observarlos y de pronto la vió a ella, arrugando la frente y jugando con uno de sus compañeros.

Siguió observándola, arrugaba y desarrugaba la frente, abría y entornaba los ojos, hacía muecas con la boca mientras su cabello rizado se movía al vaivén de sus pasos.

Pasó a su lado y por un momento lo volteó a ver. Ella lo dejó ver su hermosa sonrisa y sus lindos ojos, haciéndolo sentir un cosquilleo en la boca del estómago.

Se quedó lo que parecieron varios minutos mirándola irse, alejándose de él. Aunque ella se iba perdiendo de vista el cosquilleo en el estómago seguía ahí.

Si hubiera sido el mismo que cuando estaba en la prepa todo habría terminado ahí, el recuerdo de una hermosa chica que le sonrió y le miró. Pero no era el mismo, así que se paró rápidamente y corrió para alcanzarla. Levantó la mano derecha y le tocó el hombro con el dedo índice para hacerla voltear. Sintió el cosquilleo aumentar mientras ella volteaba y sonreía más abiertamente. Como pudo le dijo "Hola, como te llamas?", sintiendo un estremecimiento en su cuerpo y el calor en las mejillas y las orejas que le indicaban que se había ruborizado.

Ella le dijo su nombre y él le dijo el suyo. Se separaron de sus compañeros y caminaron hasta la jardinera más cercana. Se sentaron y se pusieron a platicar de todo un poco. La escuela, los amigos, los maestros, etc. Empezaron a platicar de sus gustos, coincidiendo en muchos de ellos. El estaba fascinado con las expresiones de su cara, todo lo que podía decir con arrugar su frente, entornar los ojos o torcer la boca. También le encantó su mirada profunda y su sonrisa, esa sonrisa que ella le dijo que era su "Sonrisa Colgate".

Así siguieron por mucho rato hasta que ella le dijo que tenía que irse a trabajar. Se despidieron quedando de verse al día siguiente. El se quedó otro rato pensando en ella y vió que empezaban a llegar compañeros de salón y entró a clases. El resto de la tarde pasó lentamente porque las clases ya las sabía, y no entendía muchas de las bromas de sus compañeros. Además de que no podía dejar de pensar en ella.

Salió de clases y tomo el camino a su casa, el mismo camino que tomó varias horas antes, pero ya no se veía igual, se veía más iluminado y colorido, más cálido a pesar de que el invierno estaba comenzando.

Llegó a su casa y se puso a leer un poco aquel libro que le obligaron a leer en la prepa pero que le había encantado y le había incrementado su gusto por la lectura. Su mamá les habló a cenar y se sintió extraño verlos con tanta diferencia de edad a la que siempre le habían llevado.

Después de cenar se fue a seguir leyendo un poco aunque realmente no podía concentrarse en la lectura. Seguía pensando en ella. Se preparó para dormir, les deseo buenas noches a sus padres y se subió a su tapanco.

Se puso a recordar su día y a recordarla a ella, podía cerrar los ojos y verla casi como si estuviera enfrente de el. Su imagen había quedado grabada en su mente. Sonrió y pensó en dormirse, pero la preocupación lo invadió. Que pasaría si se dormía y al día siguiente despertaba siendo el otro, ese que se tenía que levantar todos los días temprano para ir a trabajar. Ese que no pudo haberla conocido porque la prepa ya era su pasado.

Temía dormir por no volverla a ver, pero al mismo tiempo, deseaba que la noche pasara rápido y llegara el día siguiente para tener la oportunidad de estar con ella nuevamente, y platicar, y conocerla, y verla sonreír.

Al final cerró los ojos, esperando ser el mismo chavo preparatoriano al día siguiente. Quizá lo sería. Quizá no lo sería y no la conocería. Quizá volvería a ser el adulto y alguna jugada del destino haría que se conocieran. Quizá cada uno tomaría su camino y lo mismo que hizo que volviera a ser joven por un día haría que volvieran a encontrarse. Pasara lo que pasara, el conocerla lo había dejado marcado.

Gracias por dejarme conocerte.

This page is powered by Blogger. Isn't yours?