Thursday, October 19, 2006

 

Quisiera ser joven

Abrió los ojos y se dio cuenta que no estaba en su cama, era un lugar conocido pero no era su cama. Pensó que su mente le estaba jugando una mala pasada y todavía no despertaba completamente. Se talló los ojos, y volteó a ver el reloj. Las 8:30 de la mañana! A esa hora ya tenía que ir camino al trabajo! Se le había hecho tardísimo! Se sentó y pudo ver donde estaba. No lo podía creer, seguramente estaba teniendo un sueño tan vívido que sentía estar despierto. Estaba en el tapanco en el que dormía en la secundaria y en la preparatoria! Vió su reloj nuevamente, ya no era su reloj plateado de metal, era un reloj Casio con extensible negro de plástico, apretó un botón y vio la fecha. 13 de Octubre del 2006, era la fecha correcta pero al parecer no estaba en el lugar correcto.

Se bajó con cuidado porque ya no estaba acostumbrado a dormir ahí y se dirigió al baño. Agarró una toalla y se metió a bañar. Quizá su cuerpo reaccionaría al agua y despertaría bien y se encontraría en su casa nuevamente. Salió de bañarse y se vió al espejo. Casi se va de espaldas al ver su imagen reflejada, era él, pero 12 o 13 años más joven, era él en sus tiempos de mediados o finales de preparatoria. No lo podía saber a ciencia cierta porque en aquel entonces no le había salido el intento de barba y bigote que ahora lo acompañaba, y tenía el cabello muy corto como lo había usado en aquellos tiempos. Pasó varios minutos revisándose en el espejo sin poder creer lo que veía.

Salió del baño y buscó la ropa en el clóset, no había pantalones de vestir ni camisas, no había ningún traje o corbata en la esquina. Solamente pantalones de mezclilla y playeras de diversos tipos, escogió un pantalón de mezclilla azul medio despintado por el uso y una playera que recordó era su favorita. Azul de una tela gruesa, con cierre en el cuello y mangas de color verde con una franja blanca al final. No encontró zapatos negros, solamente varios pares de tenis y escogió unos al azar.

El estaba en el turno vespertino en la preparatoria, por lo que supuso que tenía que ir a clases a las 2 de la tarde. Buscó sus cuadernos y encontró el cuaderno que forró con papel negro y llenó de tarjetas de la película de Drácula, El Cuervo y algunas fotos de chicas en la parte interior de las pastas. Revisó sus apuntes solamente para recordar que en realidad no hacía apuntes, cuando iba a haber exámenes pedía los cuadernos de las compañeras que apuntaban todo lo que decían y escribían los maestros y les sacaba copias. Solamente apuntaba la fecha y si era absolutamente necesario alguna tarea que fuera importante entregar.

Buscó los últimos apuntes que había realizado y encontró una nota que decía que tenía que ir a la biblioteca para un trabajo en equipo ese día a las 10 de la mañana. Trató de recordar de que trabajo se trataba y quienes eran sus compañeros de equipo pero no lo logró. Si era la fecha actual lo más seguro es que ninguno de los amigos que tuvo en la prepa estarían ahí, aunque todavía seguía creyendo que todo era un sueño y en los sueños todo es posible.

Desayunó un plato de cereal, se lavó la boca y salió de su casa. Por un momento buscó las llaves de su carro, pero recordó que ya no era el que era hasta la noche anterior y supo que no iba a haber ningún carro esperándolo afuera.

Caminó las 6 o 7 cuadras que lo separaban de la prepa, era un camino muy conocido pero a la vez era tan diferente. Lo veía con los ojos de un adulto en el cuerpo de un joven. Era una sensación extraña pero interesante y divertida.

Llegó a la biblioteca, no le costó trabajo encontrar a sus amigos porque en cuanto lo vieron le hablaron. No era nadie conocido, así que tuvo algunos problemas para averiguar los nombres y lo que estaban haciendo ahí pero después de unos minutos hasta los apodos de todos sabía. Terminaron pronto y se despidió de sus amigos. Salió de la biblioteca e iba a tomar el camino de regreso a su casa, pero decidió quedarse a ver cuanto había cambiado la prepa desde que el estuvo ahí y dejar que los recuerdos lo invadieran.

Se sentó en una de las jardineras cercanas a las canchas y empezó a observar a todos los que pasaban cerca. Recordó cuanto disfrutaba jugar basketball en esas canchas y algunas de las travesuras que ahí cometió. No podía dejar de sonreír con cada recuerdo que pasaba por su mente.

Después de varios minutos de estar ahí sentado empezaron a salir los alumnos de varios salones. Empezó a observarlos y de pronto la vió a ella, arrugando la frente y jugando con uno de sus compañeros.

Siguió observándola, arrugaba y desarrugaba la frente, abría y entornaba los ojos, hacía muecas con la boca mientras su cabello rizado se movía al vaivén de sus pasos.

Pasó a su lado y por un momento lo volteó a ver. Ella lo dejó ver su hermosa sonrisa y sus lindos ojos, haciéndolo sentir un cosquilleo en la boca del estómago.

Se quedó lo que parecieron varios minutos mirándola irse, alejándose de él. Aunque ella se iba perdiendo de vista el cosquilleo en el estómago seguía ahí.

Si hubiera sido el mismo que cuando estaba en la prepa todo habría terminado ahí, el recuerdo de una hermosa chica que le sonrió y le miró. Pero no era el mismo, así que se paró rápidamente y corrió para alcanzarla. Levantó la mano derecha y le tocó el hombro con el dedo índice para hacerla voltear. Sintió el cosquilleo aumentar mientras ella volteaba y sonreía más abiertamente. Como pudo le dijo "Hola, como te llamas?", sintiendo un estremecimiento en su cuerpo y el calor en las mejillas y las orejas que le indicaban que se había ruborizado.

Ella le dijo su nombre y él le dijo el suyo. Se separaron de sus compañeros y caminaron hasta la jardinera más cercana. Se sentaron y se pusieron a platicar de todo un poco. La escuela, los amigos, los maestros, etc. Empezaron a platicar de sus gustos, coincidiendo en muchos de ellos. El estaba fascinado con las expresiones de su cara, todo lo que podía decir con arrugar su frente, entornar los ojos o torcer la boca. También le encantó su mirada profunda y su sonrisa, esa sonrisa que ella le dijo que era su "Sonrisa Colgate".

Así siguieron por mucho rato hasta que ella le dijo que tenía que irse a trabajar. Se despidieron quedando de verse al día siguiente. El se quedó otro rato pensando en ella y vió que empezaban a llegar compañeros de salón y entró a clases. El resto de la tarde pasó lentamente porque las clases ya las sabía, y no entendía muchas de las bromas de sus compañeros. Además de que no podía dejar de pensar en ella.

Salió de clases y tomo el camino a su casa, el mismo camino que tomó varias horas antes, pero ya no se veía igual, se veía más iluminado y colorido, más cálido a pesar de que el invierno estaba comenzando.

Llegó a su casa y se puso a leer un poco aquel libro que le obligaron a leer en la prepa pero que le había encantado y le había incrementado su gusto por la lectura. Su mamá les habló a cenar y se sintió extraño verlos con tanta diferencia de edad a la que siempre le habían llevado.

Después de cenar se fue a seguir leyendo un poco aunque realmente no podía concentrarse en la lectura. Seguía pensando en ella. Se preparó para dormir, les deseo buenas noches a sus padres y se subió a su tapanco.

Se puso a recordar su día y a recordarla a ella, podía cerrar los ojos y verla casi como si estuviera enfrente de el. Su imagen había quedado grabada en su mente. Sonrió y pensó en dormirse, pero la preocupación lo invadió. Que pasaría si se dormía y al día siguiente despertaba siendo el otro, ese que se tenía que levantar todos los días temprano para ir a trabajar. Ese que no pudo haberla conocido porque la prepa ya era su pasado.

Temía dormir por no volverla a ver, pero al mismo tiempo, deseaba que la noche pasara rápido y llegara el día siguiente para tener la oportunidad de estar con ella nuevamente, y platicar, y conocerla, y verla sonreír.

Al final cerró los ojos, esperando ser el mismo chavo preparatoriano al día siguiente. Quizá lo sería. Quizá no lo sería y no la conocería. Quizá volvería a ser el adulto y alguna jugada del destino haría que se conocieran. Quizá cada uno tomaría su camino y lo mismo que hizo que volviera a ser joven por un día haría que volvieran a encontrarse. Pasara lo que pasara, el conocerla lo había dejado marcado.

Gracias por dejarme conocerte.

Comments:
el destino juega bonito e inesperadamente =)
 
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